Muchas veces, nos movemos para cumplir las expectativas de nuestros padres, de la sociedad, de nuestras parejas y de esta manera acabamos viviendo la vida de otros y poco a poco quedamos desdibujados sin un propósito e identidad propia. Otras veces, exigimos que las personas de nuestro entorno cumplan nuestras propias expectativas, desarrollando una actitud egocéntrica.
Esta frase nos recuerda la importancia de vivir nuestra propia vida, bajo nuestros deseos y asumir por ende, la responsabilidad que eso conlleva.